Tiburón a la vista

23 de octubre de 2013

5 de agosto Un tiburón varado en la Playa del Duque pone a prueba el agosto de sol y playa.
24 de agosto. Un tiburón martillo en los sebadales de Granadilla.
30 de agosto, Un niño pesca un tiburón de casi un metro en Tenerife.
23 de septiembre: Avistados cuatro tiburones de gran tamaño en las costas tinerfeñas.
24 de septiembre:Una playa del sur de Tenerife, cerrada al baño por un tiburón.
7 de octubre: Desalojan de nuevo una playa en Las Américas por presencia de un tiburón

Estas son solo algunas de las noticias que han aparecido en la prensa canaria este verano. Llegó un punto en que nos bañábamos mosqueados, inquietos, esperando avistar antes o después, más cerca o más lejos, una amenazante aleta dorsal. A mí, personalmente, me despertó la curiosidad. ¿Qué buscan los tiburones en playas de aguas turbias, atestadas de gente untada en bronceador? ¿Son despiadados asesinos en serie o cazadores selectivos e inteligentes? Estas y otras preguntas, resueltas en Ciencia Bizarra.

¿Qué son los tiburones? 
Los tiburones son un grupo de peces, pero de una condición especial: no tienen huesos, sino un esqueleto de cartílago (al igual que las rayas o las quimeras). Esta condición les confiere dos grandes ventajas. Por una parte, les permite nadar más rápido, porque el cartílago pesa mucho menos que el hueso. Además, los hace flexibles y ágiles como un yogui. A esto se añade su forma hidrodinámica, especialmente diseñada para la caza en el mar.


Otro hecho curioso de su particular anatomía es que no cuentan con vejiga natatoria, una bolsa de aire que sí tienen los peces óseos y que sirve para regular la flotabilidad igual que el chaleco de los buceadores. Para suplir la falta de este órgano, el hígado de los escualos es enorme y tremendamente graso. Y como la grasa es menos densa que el agua, no tienen que hacer tanto esfuerzo para flotar (aunque si dejan de nadar se hunden, por eso siempre están en movimiento).

¿Desde cuándo hay tiburones en el océano? 
Una de las primeras noticias sobre tiburones que nos dieron este verano fue el hallazgo -en el banco de Concepción, al norte de Lanzarote- de 15 piezas de dientes fósiles de Megalodon, un tipo de tiburón ya extinto que llegó a medir 25 metros. Este en concreto vivió hace unos 20 millones de años, pero lo cierto es que los tiburones ya existían en el Devónico, hace 450 millones de años. Es decir, son anteriores a los dinosaurios.

Ningún otro grupo del reino animal ha permanecido tanto tiempo sobre la faz de la Tierra. Seguramente tampoco los homínidos lo conseguiremos, aunque estemos en la cima de la cadena evolutiva.
Diente de Megalodon 

¿Todos los tiburones son iguales?
En absoluto. Existen unas 400 especies de tiburones, con diferencias abismales tanto en su anatomía como en su fisiología. Aquí van algunos ejemplos:

  • El tiburón enano, el más pequeño de los escualos con solo 25 centímetros, y su antagonista el tiburón ballena, el pez más grande del mundo con sus 12 metros de largo. 

  • El tiburón mako, uno de los animales más veloces del planeta, que puede llegar a alcanzar 124 kilómetros por hora, frente al tiburón alfombra, que vive inmóvil, mimetizado con el fondo marino hasta que detecta alguna presa despistada. 
    Tiburón alfombra
  • El tiburón cazón es vivíparo y gesta a sus bebés durante un año, mientras que el tiburón cebra deposita sus huevos a grandes profundidades y se va. Otros, como el tiburón blanco, es ovovivíparo, es decir, sus crías se desarrollan en huevos, pero dentro el útero de la hembra. 
  • Huevo de tiburón
  • El tiburón peregrino es inofensivo aunque nade con su enorme boca abierta, porque solo se alimenta de plancton. Sin embargo, la mayoría de los escualos tienen cinco filas de dientes afilados aunque sin raíces. Durante su vida los pierden constantemente pero no importa, porque rápidamente los van reemplazando. Algunas especies cazadoras como el tiburón limón, pueden llegar a tener 20.000 dientes a lo largo de su vida.  

    Tiburón peregrino
¿Cómo averigua el tiburón dónde se sirve la cena?
Personalmente pienso que la respuesta a esta pregunta es uno de los motivos por los que este grupo de seres vivos merece nuestro absoluto respeto: los tiburones tienen 7 sentidos, 5 de los cuales los convierten en cazadores infalibles:
El oído es el sentido más fino. Son capaces de escuchar frecuencias bajas a kilómetros de distancia. Y estas frecuencias bajas las emiten, por ejemplo, animales enfermos y moribundos, presas sumamente fáciles. 

Aproximadamente dos tercios del cerebro de un tiburón está dedicado al sentido del olfato. Todo el mundo ha oído hablar de su fabulosa habilidad para percibir una gota de sangre a varios cientos de metros de distancia. 

También tienen un potente sentido de la vista, con ojos diez veces más sensibles a la luz que los humanos. Sin embargo, llega un punto en que no necesitan ver nada, porque cuentan con dos armas más: 

La línea lateral, igual que los otros peces, para detectar cambios de presión en el agua por ejemplo por la aparición de otros seres vivos o por cambios en las corrientes. 

Y la crème de la crème: la herramienta más singular de la percepción del tiburón es la presencia de las ampollas de Lorenzini, que ya nos gustaría tener a más de un ser humano. Son receptores de impulsos eléctricos, de modo que pueden detectar cualquier actividad ínfima en el mar, como el movimiento o el latido de un corazón. Esto implica que, si tienen paciencia para esperar a que la presa se acerque lo suficiente, pueden alimentarse incluso en total oscuridad. 

¿Somos parte de la dieta del tiburón? 
De las 400 especies de tiburones, solo unas 30 han atacado alguna vez a los seres humanos. Y de ellas, solo tres son habituales: el tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón sarda.

Lo que ocurre es que el tiburón es curioso por naturaleza, y muchas veces no saben qué demonios somos. Así que se acerca y ataca porque sigue sin tener claro si somos focas, peces o tortugas. En cuanto muerde, se da cuenta del error y se aleja. A su paladar, los seres humanos tenemos demasiados huesos y muy poca carne y grasa.


Y si no les gusta la carne humana, ¿para qué se acercan a la playa?
Aunque algunos de los tiburones avistados este verano en Canarias son de aguas someras,  la mayoría viven en aguas profundas, lejos de la costa. Pero existen dos circunstancias especiales que hacen que les merezca la pena hacer una excursión hasta la orilla:
- Para traer al mundo a sus bebés. Las aguas cálidas son mucho más adecuadas para dejar a salvo a la descendencia, que tendrá que buscarse la vida a solas desde el primer momento.
- Para comer. Las empresas de buceo y de avistamiento de cetáceos no quieren que la fauna marina (al menos la inofensiva) abandone los primeros kilómetros de costa por nada del mundo. Algunas utilizan para ello métodos poco ortodoxos, como facilitarles el alimento. Claro que este festín barato y abundante atrae también a los depredadores igual que los buffets libres de los paseos marítimos nos atraen a nosotros. Al fin y al cabo, tampoco somos tan diferentes...

¿Es el tiburón parte de nuestra dieta? 
Tristemente sí. Uno de los ingredientes estrella de la cocina oriental es la aleta de tiburón, que se obtiene de la siguiente manera: se pesca el tiburón, se le cortan las aletas y el cuerpo aún vivo se lanza de nuevo al mar, donde le espera una muerte lenta y segura. Este capricho de la gastronomía oriental es la causa principal de que cada año se maten 100 millones de tiburones en el mundo: 270.000 tiburones cada día.

Tiburón sierra, uno de los más apreciados por sus aletas
Durante un tiempo, nos intentaron colar la mentira de que la aleta de tiburón era mano de santo para curar el cáncer. Pero la realidad es que la sopa de aleta es, aparte de asquerosa, neurotóxica por su altísimo contenido en mercurio. Este elemento es un residuo industrial y se concentra a tope en la carne de los tiburones por dos motivos:

    - Porque una vez en el agua el mercurio se transforma en metilmercurio, un compuesto que solo se disuelve en grasa. Y así no se puede excretar.
      - Porque los tiburones no solo comen muchísimo sino que además están en la cúspide de la cadena alimentaria, o sea que se comen los tejidos grasos de todos los demás, mercurio incluido. 

        Niveles de mercurio en diferentes seres vivos marinos

        A pesar de conocer estos datos, hoy en día se siguen matando dos millones de tiburones por cada ser humano que muere a causa del ataque de un tiburón. 

        Con esta pequeña investigación he redibujado en mi mente la imagen de estos fantásticos animales. ¿Asesinos del mar? Parece que no tanto... Resulta que son inteligentes, selectivos, interesantes y anatómicamente perfectos. No negaré que si alguna vez llego a ver la temible aleta dorsal, levitaré sobre las aguas hasta la orilla. Pero para mi próxima vida, si puedo elegir, me pido ser TIBURÓN.

        Y si te has quedado con ganas de más, pincha aquí y dale al play.




        2 comentarios:

        1. Esto ni es ciencia, esto no vale para nada. Cambio de línea editorial

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        2. Las ampollas de Lorenzini se merecen una entrada aparte.

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