Una sopa indigesta

Oficialmente inaugurado el verano, no hay mayor tópico estival español que las vacaciones de familia en la playa (con suegra y/o abuela incluida en muchos casos).

Personalmente, sin nada en contra de aquellos que piensan diferente, no soy muy fan de esas clásicas playas abarrotadas de gente, entre otras cosas por la suciedad que muchas veces se encuentra en ellas, debido a la triste falta de civismo de algunos conciudadanos. ¿Quién no se ha topado alguna vez con una bolsa de plástico en el agua mientras se daba un chapuzón? Eso… por no citar elementos peores y más contundentes.

Aquello que ya dije en un post anterior de que “vivimos en un mundo de plástico”, toma si cabe mayor sentido cuando se constata que, literalmente, es eso lo que estamos creando.

La sopa de plástico

 

También conocida como "Gran isla de plástico del Pacífico", se trata de una inmensa acumulación de basura flotante (fundamentalmente de materiales plásticos, como su nombre indica) en la región del Pacífico Norte, más exactamente entre los paralelos 35 y 42 y los meridianos 135 y 155. Se manejan datos relativamente dispares en cuanto a su extensión real, aunque las estimaciones más severas de los expertos hablan de hasta 1.500.00 km², el equivalente a tres veces la superficie de España. Hay incluso quienes se refieren a ella en tono jocoso como "el séptimo continente".

Las aguas superficiales de esta región contienen una cantidad de plásticos no biodegradables seis veces mayor que de plancton.

La del Pacífico es la aglomeración de desechos de este tipo más grande que se ha encontrado hasta la fecha. No obstante, como era de esperar, no es la única. Se tiene conocimiento de la existencia de otras grandes masas similares en el Atlántico.

¿De dónde procede la basura?

 

Sabemos que los plásticos son compuestos totalmente artificiales, polímeros que no se dan en la naturaleza, por lo que, evidentemente, la procedencia de este gran coloso de vergüenza es enteramente antrópica. Se calcula que aproximadamente un 80% de la basura procedería de zonas terrestres, Norteamérica de un lado y Asia del otro. Mientras tanto, el 20% restante sería arrojado desde barcos.

Los desechos son arrastrados desde el continente merced a las corrientes oceánicas del océano Pacífico. La propia morfología de estas corrientes determina la existencia de dos grandes vórtices en medio del océano, de tal manera que literalmente la basura queda presa en su recorrido. Prácticamente es como si estuviese subida en un tiovivo, dando vueltas constantemente alrededor de un punto central.

En este enlace puedes ver el recorrido seguido por la basura en el océano.

Repercusiones

 

Quizás el nombre de “Gran Isla de Plástico” resulte un tanto confuso, pues parece darnos idea de un único montón de basura en mitad del mar. Esto no es cierto. Más bien se trata de un conjunto de muchos islotes constituidos no por grandes piezas, sino por diminutas partículas de plástico resultado de la fotodegradación del material. Es precisamente el pequeño tamaño de estas partículas la característica que convierte a este fenómeno en algo verdaderamente peligroso, más allá de lo descorazonador que resulta de por sí la existencia de tal vertedero. Y es que, al ser las partículas de tamaño tan reducido, éstas se incorporan directamente a la cadena alimentaria, con el consiguiente riesgo que eso conlleva. Muchos compuestos contenidos en estos materiales son tóxicos que repercuten negativamente sobre la salud de los peces y que pueden llegar a los humanos que los consumen.

Durante mucho tiempo el mar ha representado una solución cómoda para dar salida a los residuos que los humanos generamos. Parecía como si el mar, en su inmensidad, pudiese engullirlo todo, sin dejar rastro, casi como por obra y arte de magia. Sin embargo, hemos comprobado que no.

Al final, se trata de un ejemplo más de que la naturaleza nos devuelve aquello que arrojamos a ella.

Me despido dejándoos un vídeo que trata el tema de la polución marina en España.