Una fresca noche de verano, Granada brillando más bonita y con más magia que nunca, un mirador para observar una Alhambra llena de luz y un cielo lleno de estrellas... Tengo que reconocer que me encanta mirar el cielo, mirar sus estrellas y pensar en que habrá detrás de esa cortina oscura, pensar en los astros, en las galaxias... ¿y los satélites? ¿qué pasa con los satélites?
Un observatorio espacial o telescopio espacial es un satélite artificial que se utiliza para la observación de los cuerpos espaciales que ya conocemos o de aquellos otros que estamos intentando encontrar. Desde que el 18 de abril de 1968 fuese lanzado a órbita el Cosmos 215, no han sido pocas las sondas espaciales enviadas, los éxitos logrados ni los problemas solucionados. Así fue como en 2009 nació la llamada Misión Espacial Kepler como un paso más en el programa Discovery de la NASA para analizar información de una parte de la Vía Láctea, que cubre las constelaciones de Lyra, Cisne y Dragón, y con el objetivo fundamental de encontrar planetas de tamaño similar a la Tierra y que se encontrasen en el área habitable de estrellas similares a nuestro Sol.
Con este objetivo en mente fue como se desarrolló toda la infraestructura, optimizaje y la inclusión de nuevas piezas. En este caso la novedad vino de la mano de un Fotómetro, un instrumento diseñado para encontrar los pequeños "tránsitos" frente a las estrellas a investigar. La misión de este sensor era clara y simple: detectar las minúsculas variaciones en el brillo de un estrella cuando un planeta pasa frente a ella, pero más aún, a Kepler se le exigía que sólo siguiera aquellas estrellas con la misma distancia al centro galáctico que el Sol.
Un observatorio espacial o telescopio espacial es un satélite artificial que se utiliza para la observación de los cuerpos espaciales que ya conocemos o de aquellos otros que estamos intentando encontrar. Desde que el 18 de abril de 1968 fuese lanzado a órbita el Cosmos 215, no han sido pocas las sondas espaciales enviadas, los éxitos logrados ni los problemas solucionados. Así fue como en 2009 nació la llamada Misión Espacial Kepler como un paso más en el programa Discovery de la NASA para analizar información de una parte de la Vía Láctea, que cubre las constelaciones de Lyra, Cisne y Dragón, y con el objetivo fundamental de encontrar planetas de tamaño similar a la Tierra y que se encontrasen en el área habitable de estrellas similares a nuestro Sol.
Con este objetivo en mente fue como se desarrolló toda la infraestructura, optimizaje y la inclusión de nuevas piezas. En este caso la novedad vino de la mano de un Fotómetro, un instrumento diseñado para encontrar los pequeños "tránsitos" frente a las estrellas a investigar. La misión de este sensor era clara y simple: detectar las minúsculas variaciones en el brillo de un estrella cuando un planeta pasa frente a ella, pero más aún, a Kepler se le exigía que sólo siguiera aquellas estrellas con la misma distancia al centro galáctico que el Sol.
El telescopio con una orbita alrededor de la Tierra de 374 días, para evitar los problemas que pudiesen surgir cuando la Tierra, el Sol o el cinturon de asteroides externo del Sistema Solar cubriesen sus lentes, está dando unos resultados fantásticos en sus casi tres años de operación con más de 2.300 posibles nuevos planetas o exoplanetas de entre los cuales 207 poseen dimensiones similares a las de la Tierra y 680 son posibles Súper Planetas. Incluso los datos manejados por la NASA hablan de 30.000 posibles planetas habitables a no más de 1000 años luz de la Tierra.
Sin embargo según ha informado recientemente la agencia estadounidense, problemas técnicos han obligado a activar el modo "seguro o reposo" desde mayo de este año. El telescopio partió con cuatro ruedas de orientación (tres funcionales y una de repuesto), instrumentos que permiten a un satélite realizar cambios sin consumir combustible, consiguiendo así mantenerse apuntando a una estrella en particular. La primera de ellas falló en 2012, dejando al telescopio sin margen de error y la segunda lo ha hecho hace tan sólo dos meses. Sin ellas es imposible que el dispositivo logre enfocar con suficiente precisión para detectar las minúsculas variaciones de luminosidad cuando un planeta pase frente a ellas, por lo que la NASA se ha visto obligada a activar el protocolo de emergencia.
Según las últimas informaciones, los cientificos se encuentran trabajando en dos posibles vías para intentar solucionar el problema. La primera pasa por intentar recuperar la rueda que falló el año pasado solucionando el problema del engranaje y la fricción metal-metal producida con el uso de algún lubricante que proporcione la movilidad perdida, mientras que la segunda lo haría por una reprogramación del software con el objetivo de usar como una nueva rueda los impulsores y la presión que aplica el viento solar sobre los paneles del telescopio.
Aunque la misión primaria ha sido cumplida con creces, la cantidad de planetas y sistemas planetarios mostrados ha sido increible y los datos recogidos son más de los que en principio se pensó, este problema ha sido un duro golpe para los responsables del proyecto, ya que se encontraban en medio de una misión ampliada hasta 2016 y con pretensiones de mostrar que en el universo hay otras tierras como la nuestra, orbitando alrededor de soles como el nuestro.
Lo único que os podemos decir, es que aunque parezca muy difícil y aunque el proyecto esté en stand-by, hablando de ciencia y de científicos de la NASA absolutamente todo es posible.
Nos vemos en la próxima entrada, hasta entonces... ¡¡¡¡¡ DISFRUTEN DE LA CIENCIA!!!!!
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