Al principio de los tiempos la humanidad empezó mirando al cielo; unas veces con asombro, otras con espanto, pero todas con interés. La regularidad de los movimientos de los astros nos permitió medir el tiempo y predecir sucesos (estaciones anuales, eclipses, etc.) con éxito. Esto llevó a creer en la racionalidad de la naturaleza y propició el nacimiento de la ciencia. Pero aquello no fue nada más que el comienzo.
Hoy, el gran reto y santo grial de la nueva Física es conciliar la física cuántica con la teoría de la relatividad, los dos pilares de la física en el siglo XX. O lo que es lo mismo, dar con una teoría unificada que describa las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza: la fuerza electromagnética, la nuclear débil, la nuclear fuerte y, especialmente, la gravitatoria, que se resiste a entrar en el redil.

Tras décadas de trabajos y conjeturas se propuso una solución: la teoría de cuerdas, a la que nuestro compañero Mariano ya dedicó un genial artículo. Aunque es importante recordar que en el mundo de lo diminuto -o cuántico- todo está difuso; por ejemplo, no se puede determinar con precisión la velocidad y la posición de una partícula. De hecho al adaptar sus leyes a la teoría de la relatividad general surgen infinitos imposibles de eliminar por los métodos conocidos.
Las últimas teorías surgidas al albor de la teoría de cuerdas, sugieren que la gravedad puede funcionar de otra manera a magnitudes inferiores a un milímetro. Esto sería así porque la partícula hipotética que transmite la atracción (el archiconocido y molón "gravitón") viviría en otras dimensiones. Su energía se desparramaría por estas dimensiones alternativas obligando a los expertos a aceptar lo inaceptable: que la energía no se conserva en nuestro universo observable.
También se está especulando con que con el nuevo acelerador de Ginebra, el LHC (al que también hemos dedicado algún artículo), quizá se pueda comprobar que en las colisiones protón-protón desaparece energía, lo cual violaría la primera ley de la termodinámica, que si no tienes ni idea de termodinámica puede parecer poca cosa, pero para alguien mínimamente ducho en la materia sería algo así como... LA REVOLUCIÓN MÁS IMPORTANTE DEL PRÓXIMO MILENIO.
Cinco siglos le han bastado a la humanidad para ordenar, comprender y comprimir en leyes y teorías los fenómenos naturales básicos que ocurren desde las galaxias más lejanas a los rincones más recónditos del interior de los átomos. Si será o no capaz la nueva Física de poner en entredicho algunas de esas "verdades" es una pregunta que empieza a tener respuesta.
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