Las ideas sobre la importancia de conservar la vida y el espacio que ocupa, se remontan varios siglos atrás. Probablemente al mismísimo origen del ser humano. A lo largo de la historia, se han sucedido muchas personas con una sensibilidad especial hacia el entorno, sobre todo a partir de la Edad Media. Así, la Humanidad fue gestando casi sin querer una cierta conciencia ecológica. Pero fue en el siglo XIX, a raíz del pepinazo de la Revolución Industrial, cuando se pusieron sobre la mesa las primeras líneas de actuación para la protección de la naturaleza. Aparecieron sociedades con misiones ecologistas, como la Sociedad Zoológica de Londres, en 1830, y la Sociedad Británica para la Conservación de la Fauna y la Flora, en 1903.
En esta misma ola, nace el primer Parque Nacional del mundo en Estados Unidos: Yellowstone, un experimento que se convirtió en modelo para un reguero de espacios naturales que se irían declarando por el mundo a lo largo del siglo XX. España se uniría a la corriente en1918, año en que se protegen los Parques Nacionales de Covadonga (hoy Picos de Europa) y Ordesa (hoy Ordesa y Monte Perdido). Hoy en día, tenemos trece. Ni poco ni mucho.
Pero la cosa no queda ahí. En la segunda mitad del siglo XX, el valor de la naturaleza per se y la fragilidad de los recursos ante nuestro estilo de vida son evidentes. Por este motivo, en el año 1975 se redacta en nuestro país la primera Ley de Espacios Naturales Protegidos, que se convierte en un primer libro de instrucciones para que, además de los Paques Nacionales, cada Comunidad Autónoma proteja otros lugares que considere convenientes. Hoy en día, el 12% de la superficie española está protegida, en diferentes categorías (contando las internacionales). Estos títulos honoríficos otorgados a la naturaleza varían en función de sus características concretas, y cada uno de ellos implica una serie de compromisos por nuestra parte. Te los cuento de forma sintética:
- Parques Nacionales: Son la crème de la crème española. Son lugares representativos del patrimonio natural nacional, la faceta más chula de nuestro país. Interesa conservarlos a toda costa, pero también deben garantizar el disfrute de los guiris que vienen de vacaciones, para que vuelvan a casa hablando de lo preciosa que es España. Nuestro ejemplo más internacional es el Parque Nacional del Teide, campeón de visitas de Europa y segundo del mundo, por dos razones: 1) porque tiene unos paisajes tan brutales que gastas el carrete hasta con las cámaras digitales, y 2) porque acceder es tremendamente fácil, barato y rápido.
- Otro tipo de Parques: Los Parques Naturales, Periurbanos, Rurales o Regionales, cuya gestión sigue más o menos la misma filosofía que los Parques Nacionales. No son tan singulares a nivel España pero sí a nivel Comunidad Autónoma. Cumplen siempre ciertas funciones ecológicas (captan aguas, retienen el suelo, son el hogar de especies protegidas…) , pero no son demasiado frágiles, así que en ellos se permiten muchas actividades de ocio. Suelen ser mecas del senderismo y otras actividades recreativas (BTT, escalada, orientación, carreras…).
- Reservas Naturales: Son más pequeñas que los Parques, y en ellas se protegen a capa y espada los valores naturales, que normalmente van de superfrágiles a ultramegafrágiles. Si se permite la entrada de visitantes, será un “mírame pero no me toques”. Incluso en algunos casos, está terminantemente prohibido acceder salvo por motivos de gestión o científicos. Esto ocurre por ejemplo en la Reserva Natural Integral del Pijaral, en Tenerife, que es como un trocito de selva virgen solo que sin loros.
- Paisajes Protegidos: Son lugares con valores estéticos, en la mayoría de los casos resultado de la interacción del ser humano con la naturaleza en el pasado, cuando vivíamos sin móviles ni Internet, y todos los niños sabían de dónde salen la leche y los huevos. Así que en los Paisajes Protegidos quedan zonas en cultivo, minas a cielo abierto, presas y cauces de agua, y este tipo de huellas de actividades tradicionales. Un ejemplo muy conocido es Rio Tinto, en Huelva.
- Áreas Marinas Protegidas, que albergan una biodiversidad o unos valores geológicos destacados, raros, singulares o frágiles. Esta categoría fue de las últimas en crearse, ya en el año 2007, junto con una Red de Áreas Marinas Protegidas de España, que absorbió regiones protegidas con anterioridad, por ejemplo las Reservas de Recursos Pesqueros. Esta categoría es objeto en la actualidad de un importante conflicto de intereses, por ejemplo en Fuerteventura: las prospecciones petrolíferas están previstas dentro de una zona propuesta como Área Marina Protegida por albergar importantes poblaciones de cetáceos…
- Monumentos Naturales: Son lugares pequeños y concretos que destacan en el paisaje por ser raros o singulares. Por ejemplo, montañas o roques sobresalientes, árboles monumentales o yacimientos. Por ejemplo, el volcán Teide, desde su base hasta la cima, es Monumento Natural (sí, el nota tiene más títulos que la Duquesa de Alba)
Estas son las categorías que establece el Estado Español para sus espacios naturales protegidos, en una ley marco que luego cada Comunidad Autónoma ha hecho a su mano. Por ejemplo, en Canarias existe otro tipo de Espacio no definido en la Ley Estatal: los Sitios de Interés Científico, que son lugares concretos como los Monumentos, pero cuyo interés principal no es el estético ni su potencial para uso recreativo, sino tener enjundia para la investigación científica.
Por otra parte, la Unión Europea extiende su propio paraguas protector a través de la Red Natura 2000, con sus LIC y sus ZEPA. A nivel intercontinental, existen los humedales del Convenio de Ramsar, los Geoparques, las Reservas de la Biosfera, los lugares Patrimonio Mundial y así, un largo y afortunadamente creciente etcétera… ¿Qué? ¿Qué dices? ¿Que quieres que te lo cuente? Vale Vale tú lo has querido. En mi próximo post, te desmenuzaré estos y otros reconocimientos internacionales, para que los carteles no te suenen a chino la próxima vez que salgas a coger aire más allá de los límites urbanícolas. ¡Hasta entonces!
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