Imagen de la traza de un organismo bioturbador, concretamente de un Gyrolithes sp. |
El enterramiento del carbono de origen orgánico en los mares y océanos es una de las fuentes de oxígeno hacia la atmósfera, y esta tasa de enterramiento es proporcional a la cantidad de fosfato en los océanos, por lo que cualquier factor que reduzca la cantidad de fosfatos en las aguas, también reducirá la cantidad de oxígeno.
¿Y qué papel jugaron estos organismos bioturbadores? Con su aparición, comenzaron a mover y mezclar los sedimentos, poniéndolos en contacto con las aguas ricas en oxígeno. Esto a su vez provocó que las bacterias que vivían en esos sedimentos almacenaran fosfatos en sus células, lo que llevó a un incremento en la captura de fósforo hacia los sedimentos. En último lugar, esta situación provocó un descenso de las concentraciones de fosfatos en el agua, en la productividad, en la captura del carbono orgánico en los sedimentos y por último, en los niveles de oxígeno.
Los autores de este nuevo estudio publicado en Nature Geoscience, sugieren que fue el inicio de este ciclo una de las claves que han permitido una estabilidad en los niveles de oxígeno durante el Fanerozoico (los últimos 541 millones de años), ayudando a la evolución de las plantas y animales. Los ciclos biogeoquímicos, como el del fósforo, son fundamentales para mantener unas condiciones adecuadas para la vida tal y como la conocemos hoy.
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