Sexo y muerte

20 de septiembre de 2013

Cada semana, vosotros, nuestros seguidores, nos animáis a continuar con nuestra labor difusora de la ciencia. Por ello, siempre interesados en satisfacer vuestras expectativas, la dirección de Ciencia Bizarra mandó al departamento de Marketing la realización de un estudio sociológico sobre las inquietudes de nuestros lectores. Los resultados del informe encargado a una subcontrata (que cobrará a 180 días, si es que cobra) han producido conmoción en la redacción de este blog. Esperábamos que temas como el paro, la corrupción y el fichaje de Bale, entre otros, encabezaran el listado, pero, no. Los temas que más desvelan a nuestro público son
Aun a falta de averiguar si el asunto del sexo se refiere a la modalidad, abundancia o carencia del mismo, de si la encuesta se refiere al miedo a la propia muerte o al deseo homicida contra nuestros enemigos y de cómo aunar todo con las últimas tendencias en moda felina, hemos decido abordar sin dilación este importante asunto con un especial sobre sexo y muerte en el reino animal.

— ¿¡Más bichos!? ¡Cucal os daba yo a vosotros! Queremos que habléis de cómo la Pepi, la del segundo derecha, casi manda a criar malvas al Paco, el de la frutería, poniéndole alfileres en la tortilla francesa, para escaparse con el Prudencio al pueblo y comenzar...
— ¡Señora! Váyase a la página de Sociedad. Aquí sólo tratamos de temas científicos.
— ¡Así os va! ¡Perroflautas!

Ejem. En concreto, nos vamos a centrar en un comportamiento observado en algunos grupos de Artrópodos, que para eso constituyen el filo más abundante y diverso del planeta. El ejemplo clásico de una conducta de canibalismo sexual está protagonizado por la Mantis religiosa. Aunque seguro que todos lo conocéis, podéis visualizar un vídeo en que un experto profundiza en este increíble y espeluznante fenómeno.


Surgen varias preguntas y matizaciones acerca de este comportamiento. En primer lugar, ¿con qué frecuencia ocurren los episodios de canibalismo sexual en la Mantis religiosa? Está claro que si esta conducta se produjera con una elevada frecuencia, en unas pocas generaciones, la población se reduciría hasta la extinción. Algunos estudios estiman que, en la naturaleza, este comportamiento se produce con una frecuencia inferior o igual al 30 %. También hay que tener en cuenta el momento en que se produce el canibalismo: si las hembras depredaran a los machos antes de la cópula, la especie se vería abocada a la extinción en unas pocas generaciones, puesto que no habría reclutamiento o regeneración de la población. Si la depredación se produjera durante de la cópula se produciría una selección de aquellos machos que pudieran concluir la transferencia del espermatóforo (los machos de muchas especies de artrópodos carecen de pene con el que transferir los gametos o espermatozoides; la reproducción se produce introduciendo un receptáculo o paquete seminal en el interior de la hembra) mientras son devorados. Aquí surge una estrategia evolutiva: el centro que inhibe el comportamiento reproductor en los machos se encuentra en la cabeza, por tanto, un macho decapitado puede continuar reproduciéndose; de hecho, esto y el movimiento lateral de las extremidades es lo que observamos en  un macho decapitado. Si el ganglio encargado de regular el ganglio responsable de los movimientos copulatorios (ganglio subesofágico) activara, en vez de inhibir, el comportamiento reproductor, un macho decapitado no podría finalizar la cópula. Se trata de un sistema de regulación complejo a primera vista (¿verdad?), pero que es muy común en fisiología, bioquímica y genética.

En segundo lugar, ¿qué gana el macho siendo depredado por la hembra? Pues, aparte de morir entre terrible dolor y sufrimiento (el cuerpo decapitado puede seguir vivo hasta dos días), pierde la posibilidad de reproducirse con otras hembras y aumentar su fitness o eficacia biológica, es decir, de aumentar su descendencia y difundir sus genes. ¿Qué gana la hembra depredando al macho? Aquí cambian las cosas. Se ha demostrado que una hembra bien alimentada, produce más huevos y éstos se hayan mejor protegidos en la ooteca (la cápsula en que se alojan los huevos). Por tanto, una hembra que se esté apareando y se encuentre en un deficiente estado nutricional, no dudará en depredar al macho para así aumentar la cantidad y calidad de su descendecia y eficacia biológica. Esto es un claro ejemplo de los costes asimétricos de la reproducción, también presentes en humanos.

Tradicionalmente, se pensaba que el canibalismo sexual en la Mantis religiosa se producía con mayor frecuencia debido a un deficiente diseño experimental: las observaciones se realizaban en cautividad con hembras en un pobre estado nutricional, que no dudaban en depredar a los machos. Además, las mantis son animales con un excelente sistema de visión. En la naturaleza, los machos se aproximan lentamente a las hembras por detrás para evitar ser vistos y atrapados. En condiciones controladas, un experimentador introduce a un macho directamente en el terrario a la vista de la hembra reduciendo sus posibilidades de aproximación.

También se ha trabajado con la hipótesis de que el sacrificio del macho constituiría un caso de inversión parental y, por tanto, se vería favorecido por la selección natural, puesto que, con su sacrificio, el macho incrementa su descendencia. Sin embargo, este modelo sólo sería válido en situaciones en que las presas alternativas fueran escasas y donde tanto la densidad poblacional como el número de encuentros sexuales de la especie fueran bajos, hecho que no sucede con la Mantis religiosa, pero sí ha sido descrito en otras especies. Por tanto, vemos que el canibalismo sexual se trata de una estrategia evolutiva de las hembras. Se sospecha incluso que las hembras con un bajo estado nutricional podrían incrementar su secreción de feromonas para atraer así a posibles parejas-aperitivo.

Por último, cabe mencionar que este comportamiento, no es exclusivo de las mantis, también se observa en arácnidos (como la viuda negra) y crustáceos (anfípodos y copépodos). Y, afortunadamente para los machos, no se trata de un comportamiento muy difundido en la naturaleza. Aun así, no hagáis enfadar a vuestra pareja, especialmente si se encuentra en un bajo estado nutricional o esté a dieta.

Y si os habéis quedado con ganas de más:

- Para conocer la capital de Tuvalu, que tiene menos habitantes que Consuegra de Murera en invierno: http://es.wikipedia.org/wiki/Funafuti
- Si os gustan las emociones fuertes antes de iros a la cama o habéis discutido con vuestra pareja, aquí tenéis al señor de La 2 ilustrándonos un poco: https://www.youtube.com/watch?v=NBI2avyl7Xo
- Si queréis conocer las hipótesis más conocidas que tratan de dar explicación a este fenómeno, podéis consultar este artículo en inglés de la Wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Sexual_cannibalism

3 comentarios:

  1. Genial artículo, hace un par de años vi un documental sobre Mantis en la 2 (no preguntes por qué, pero así fue), y me llamó la atención el dato de la baja frecuencia con la que se produce esta ingesta caníbal. En este documental en concreto hablaban sobre lo que has comentado, que el comportamiento en cautividad no es el mismo que al estar en libertad, y que en las semanas que duró el voyaurismo zoofilo, no se pudo observar la presencia del sanguinario "acto tras el acto". Solo al final del documental, cuando ya lo daban todo por perdido pudieron presenciarlo. Así que está bien divulgar que aunque sí que se produce, no se da ni mucho menos con tanta frecuencia como se piensa.

    P.D. Increíble que haya tanta información sobre Tuvalu en wikipedia

    P.D.2 Prefiero la BBQ a la 4 Quesos

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  2. Esto ni es ciencia, esto no vale para nada. Cambio de línea editorial

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  3. Estimado Mariano:
    En primer lugar, decirte que podemos ir a tomarnos unas pizzas sin tensiones, ya que no se producirá una relación de competencia por el recurso: yo soy de 4 quesos :)
    En segundo lugar, sospecho que en Tuvalu existe una enorme colonia de hispanohablantes, si no, no se entiende que haya tanta información (o que realmente vivamos en Tuvalu sin saberlo).
    Por último, lo del canibalismo sexual es contraproducente en términos generales. En algunos arácnidos este comportamiento es más patente, por ejemplo, en la especie australiana Latrodectus hasselti, el macho introduce los espermatóforos en la espermateca de la hembra usando sus patas o palpos, que suelen resultar dañados durante la cópula. Si a esto le sumamos que, por la baja densidad poblacional, el macho tiene menos de un 20% de probabilidades de encontrar una segunda pareja, el macho decide inmolarse saltando directamente a las fauces de la hembra. Con esto puede conseguir introducir un segundo par de espermatóforos y evitar que otros machos también copulen con la hembra, que ya no está receptiva. Sin embargo, como el tamaño del macho es bastante menor que el de la hembra, la hipótesis de la inversión parental (aumentar el número de huevos) queda prácticamente descartada.
    Este tema se ha investigado mucho. Hay hasta un artículo en Science al respecto:
    http://www.utsc.utoronto.ca/~mandrade/pdf/Andrade96.pdf
    Y más info:
    http://m.youtube.com/watch?v=SCcxjYkq2nc&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3DSCcxjYkq2nc
    http://en.wikipedia.org/wiki/Spider_cannibalism
    http://en.wikipedia.org/wiki/Redback_spider

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