¿Realidad o mito?: Centrales térmicas

5 de agosto de 2013

Estoy segura de que a muchos de vosotros os habrá pasado que viendo las emisiones procedentes de una central térmica habréis escuchado: “estamos acabando con el planeta, estos gases contaminantes que emite la industria…!” Esta afirmación tiene una parte cierta y otra que no lo es. Allá vamos. 


Para poder entender qué es lo que realmente estamos viendo cuando estamos frente a una central térmica, es importante que primero conozcamos el proceso. 
En una central térmica convencional se emplea la energía procedente de la combustión de combustibles fósiles como el carbón, el fuelóleo o el gas, para generar energía eléctrica. 

Primeramente se produce la quema del combustible en la cámara de combustión, utilizándose la energía liberada para transformar el agua líquida en vapor de agua a alta temperatura y presión. 
El vapor de agua generado se conduce hacia la turbina, haciendo girar los álabes de ella y transformando así la energía contenida en el vapor en energía mecánica. Esta turbina tiene acoplada un alternador que convierte la energía mecánica en energía eléctrica, que gracias al transformador elevan la tensión para poder ser distribuida por la red eléctrica hasta los puntos de consumo. 

Éste es un proceso cerrado, en el cual el vapor de agua empleado para hacer girar la turbina, debe condensarse para poder ser introducido de nuevo en la caldera y producir vapor de agua en el comienzo del ciclo. Para ello el vapor de agua se hace pasar por condensadores donde pasa de nuevo a estado líquido. El agua líquida obtenida se somete a diferentes etapas de calentamiento para adecuarla a las condiciones óptimas de trabajo de la caldera. 

Asimismo el agua de refrigeración, empleada en el condensador para pasar el vapor de agua a estado líquido, ha incrementado su temperatura por lo que debe ser refrigerada, para ello se emplean las torres de refrigeración tan características de estas centrales. Y es aquí donde vemos respuesta a nuestra pregunta. 
En estas torres se introduce el líquido que queremos refrigerar, que fluye descendentemente, enfriándose al ponerse en contacto con aire, que fluye ascendentemente. De esta manera el aire se humidifica y calienta conforme asciende por la torre, mientras que el agua se enfría. 
Por lo que por la parte superior de la torre de refrigeración sale el aire húmedo, visible si las condiciones ambientales dificultan la disolución de este vapor en el aire. Este vapor visible se denomina penacho o pluma. Estas torres de refrigeración también son visibles en las centrales nucleares, aunque su funcionamiento es similar ya os contaremos con más detalle en otro post. 

Aquí podemos ver un esquema de una central térmica:



En este proceso se generan también emisiones gaseosas en la quema de los combustibles. Las centrales térmicas disponen de equipos para la reducción de emisiones, cuya misión es tratar los gases generados antes de su liberación a la atmósfera: precipitadores electrostáticos para captar las partículas de ceniza, torres de desulfuración de gases que absorben el óxido de azufre… 

Como podemos ver, las emisiones que observamos en una central térmica no es más que vapor de agua. Pero, que estas emisiones sean mayoritariamente de “inofensivo” vapor de agua, no nos debe confundir. Y es que el vapor de agua es uno de los principales responsables del efecto invernadero, pues es el gas mayoritario en la atmósfera y presenta una mayor absorción de la radiación. Aunque, podemos estar algo más tranquilos ya que, el principal origen de este vapor de agua es natural (no antropogénico) y además su permanencia en la atmósfera es menor que la de otros gases.

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