A lo largo del tiempo, la estructura de las sociedades, al que igual que un ser vivo, se ha ido transformando, evolucionando a la par que lo hacen los individuos que la componen. Con una obligada adaptación a los cambios de comportamiento o a nuevas necesidades que desplazan otras ya obsoletas.
Uno de los cambios más significativos ha tenido lugar en el marco de los dos tipos de población, la rural y la urbana. Desde 2007, el número de habitantes en ciudad es mayor que el de habitantes en el medio rural. Pero es que el ritmo que ha mantenido durante los últimos años indica un aumento brusco de la diferencia en un futuro cercano. De hecho, diversos estudios pronostican que el volumen de población urbana alcanzará el 70 % de la total del planeta para el año 2050.
Tal es el peso de las urbes, que se han convertido en los grandes centros de consumo de recursos, con un gasto del 75% de la energía mundial y con una emisión del 80% de los gases responsables del efecto invernadero.
De igual manera, la población mundial residente en ciudades genera nada más y nada menos que alrededor del 80 % del PIB mundial.
De igual manera, la población mundial residente en ciudades genera nada más y nada menos que alrededor del 80 % del PIB mundial.
En ese escenario, nace el concepto de las "Smart City". Ciudades que usan tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC) para aumentar la eficiencia de los servicios, en un plano más respetuoso con el medioambiente y en el que los ciudadanos disponen de mayor información e interacción. Urbes dotadas de elementos vanguardistas e infraestructuras técnicamente avanzadas que facilitan la vida de los habitantes y su entorno.
Como consecuencia del uso de esta tecnología, se pretende la reducción del gasto público, la mejora de la calidad de los servicios y de la toma de decisiones. Una telaraña de sensores y actuadores que incluye a las propias personas y sus teléfonos móviles. Similar a un ecosistema de datos donde la información fluye en tiempo real.
Tecnologías de las "Smart City"
Dentro de la tecnología de las ciudades inteligentes se distinguen cinco ámbitos:
Esta etapa requiere del despliegue masivo de instrumentación: actuadores, controladores y sensores entre los que destacan los siguientes tipos:
- De recursos: agua, luz y gas.- De seguridad: como detectores de humo o contaminación.
- De iluminación: transductores fotoeléctricos.
- De presencia: infrarrojos, por vibración, fotoeléctricos, ultrasonidos o acústicos.
- De condiciones climatológicas: temperatura, humedad y presión atmosférica.
- De infraestructuras de transportes: radares de velocidad, sistemas de identificación de vehículos...
- De movimiento: con acelerómetros.
- De posición: brújulas eléctronicas y GPS.
(Entre muchos otros).
2. Transmisión de datos.
La información se envía a los servicios centrales y plataformas de almacenamiento o a otros dispositivos inteligentes. Para ello, son necesarios tres pasos:
1) La recogida de datos de los sensores en los repetidores que en ocasiones pueden encriptar los datos.
2) El envío de los datos desde los repetidores a un nivel superior formado por las llamadas pasarelas.
3) Y un último recorrido hasta el servidor principal.
3. Almacenamiento y análisis de datos.
En esta etapa se extraen, homogeneizan -ya que presentan diferentes formatos- y almacenan los datos en estructuras que sean de fácil acceso, conocidos como data warehouses. Esta capa además es la que dispone de niveles de protección, seguridad y aseguramiento de la privacidad. Aquí se proporciona toda la información necesaria para proveer los servicios y mejorar el proceso de toma de decisiones. En este contexto, se pueden prevenir comportamientos o situaciones de riesgo detectando alarmas al minuto (tipo data mining) como en el caso de grandes eventos.
4. Plataforma de provisión de servicios Smart City.
Esta plataforma será la que realice las tareas de autentificación de los usuarios, obtención de permisos para acceder a los datos privados, establecimiento de precios en tiempo real, capacidades de transacción para el pago de servicios, etcétera. Por lo tanto, las tecnologías implicadas se encargan de ofrecer capacidades a los demás servicios, las llamadas SDP, Service Delivery Platform.
5. Servicios finales de la Smart City.
Todo el sistema de recolección y tratamiento de datos no tendría sentido si no se transforman finalmente en información útil para el usuario. Los ejemplos son numerosos y abarcan todo tipo de sectores públicos, desde el sanitario, a la burocracia o los medios de transporte. Sin embargo, en un futuro próximo se plantea la posibilidad del uso de estos datos para servicios privados lo que abre muchas posibilidades de negocio.
En definitiva, un conjunto de servicios en el que el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones están avocados a ocupar buena parte de los ámbitos de la actividad humana. En principio para hacer el mundo más accesible y sostenible pero que a su vez implica un control mucho más exhaustivo del movimiento de la gente en su día a día. Aparentemente inocente pero que puede dar lugar a ciertas reticencias, en mi opinión, bastante comprensibles.
¿Estaremos demasiado observados?
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