Del inodoro a tu boca en tres pasos

10 de mayo de 2014

Tranquil@, si estás esperando leer un post desagradable, repleto de anécdotas escatológicas, este no es tu blog. Si quieres descubrir como la ciencia ha creado una tecnología capaz de regenerar el agua que sale de nuestros inodoros hasta el punto de recuperar los estándares necesarios para el consumo humano, este es tu sitio.

Una vez más el origen de este post no es otro que la conciencia de los graves problemas que comienzan a plantearse entorno a la carestía de agua en muchas zonas del mundo. Factores como el crecimiento de la población mundial o la disminución de recursos naturales por diversas causas (sequías, inundaciones, contaminación de acuíferos, etc…) contribuyen a que el problema crezca más cada año.

Ante estas necesidades la ciencia ha creado como respuesta procesos capaces de purificar las aguas negras en grado suficiente como para reintroducirlas en la cadena humana de consumo sin ningún tipo de peligro para la salud pública. Se trata de 3 procesos físico-químicos los cuales siguen un orden intuitivo de eliminación de elementos perjudiciales de mayor a menor tamaño de partícula. Son los siguientes:

0. La EDAR
Las aguas residuales comunes de una ciudad son recogidas por colectores y llevadas a una EDAR, en el mejor de los casos, en cualquier otro serán vertidas a algún río o al mar directamente. Una vez tratadas aquí, y aún con un alto nivel de bacterias, virus, materia orgánica, compuestos químicos en disolución comienza el proceso para que el agua vuelva a ser agua en lugar de un veneno en potencia. 

El principio en este caso es la separación física por tamaño. La separación física se produce al hacer pasar el fluido por una membrana cuyo tamaño de poro es controlado y de un máximo establecido. Dicho máximo determinará la eliminación de los sólidos disueltos, turbidez, microrganismos y bacterias.
Las membranas usadas tienen un tamaño de poro de 0.1 – 10 µm. Estas membranas, aunque tienen un tamaño de poro superior al de los virus, también se encargan en parte de éstos últimos, puesto que al producirse el acople de los virus a las bacterias, parte de estos se eliminan con las bacterias que la membrana ha retenido.

 2. . Ósmosis inversa
En esta segunda fase, gracias a la Osmosis Inversa se consigue un elevado porcentaje de retención de contaminantes, disueltos y no disueltos (hasta un 99% de retención de sales). Para entender el funcionamiento de la ósmosis inversa, es necesario saber cómo funciona la ósmosis normal o directa. Dos líquidos con distinta concentración salina separados por una membrana semipermeable tienden a homogeneizar su concentración pasando parte del líquido de la zona más concentrada a la de menor concentración impulsado por la presión osmótica, incluso hasta romper la barrera de los vasos comunicantes y crear diferencias de nivel entre líquidos conectados
    

Esta diferencia creará una diferencia de presiones que se equilibra con la presión osmótica, siendo en este punto de equilibrio cuando deja de haber transferencia de líquido. Inversamente, aplicando una presión superior a la osmótica y en el sentido opuesto, será el agua limpia la que pase del lado más concentrado al de menor concentración purificándose de esta forma. Este paso desaliniza, desmineraliza, y retienen elementos tales como virus y productos farmacéuticos.
3. Luz UV
La desinfección por luz UV es un proceso mediante el cual se transfiere energía electromagnética desde una lámpara de vapor de mercurio, sumergida en el efluente, al material genético del organismo (ADN O ARN). Al penetrar la radiación UV las paredes de la célula del organismo en cuestión, ésta destruye su capacidad reproductiva. Además, el proceso no añade nada al agua, excepto luz UV y por tanto no tiene ningún efecto sobre la composición química o el contenido de oxígeno disuelto. Esta última fase sería la equivalente a la cloración que se practica en aguas de “primera mano”. Además la radiación UV es una eficaz herramienta desinfectante contra los protozoos resistentes al cloro como son el Cryptosporidium y Giardia. Para profundizar  más:
Finalizado este proceso tenemos una agua en perfectas condiciones para ser consumida…¿pero a quién le apetece después de saber de dónde viene? La repulsión es una de las grandes barreras que la implantación de esta nueva tecnología está teniendo que sortear. Sin embargo, en aquellos lugares donde se está implantando esta tecnología, como Australia, California e India, existen fuertes campañas publicitarias de sensibilización en contra de ese rechazo. No obstante los psicólogos argumentan que la aversión es difícil de erradicar, ya que parte del concepto intuitivo de contagio, lo que puede superarse a fuerza de conocerla, probarla, en definitiva cotidianizarla. El otro impulso que puede llevar a su aceptación, aunque menos apetecible, es la necesidad y el instinto de supervivencia.
     
Hasta aquí esta aportación a la cultura del agua, espero que ahora confíes un poco más en este tipo de agua, aunque por supuesto, lo ideal en todas partes sería que no fuera necesaria, y que dejáramos a la naturaleza hacer su trabajo…

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