Corales: Los infinitos colores del mar

17 de mayo de 2013

Hace poco tiempo que un compañero se presentó en la clase de inglés que compartimos con un manual bajo el brazo que me recordó bastante a aquel otro que ecuménicamente hemos de aprender para conducir un coche en este país. La cuestión es que mi compañero parecía bastante ilusionado. Estaba revisando algunas nociones básicas antes de realizar un curso de buceo.

Fig 1. Jacques Cousteau.
La verdad es que siempre me ha llamado la atención el fondo marino. Cuando era pequeño, me encantaban los documentales en los que aquel viejecito tan enjuto llamado Jacques Cousteau se lanzaba sin temor alguno a nadar en mitad de aquellas enormes praderas submarinas, rodeado de todo tipo de criaturas, de las más diversas formas, colores y tamaños. Es aquí que quiero llamar la atención sobre el tema de esta publicación. En muchas ocasiones hemos oído hablar de los arrecifes de coral como el escenario cargado de tal exuberancia de color que nos mantenía boquiabiertos frente a la pantalla. Pero, ¿Qué es un coral?, ¿Qué es un arrecife?

Los corales, en contra de lo que muchos pudieran pensar a primera vista, son animales, llamados formalmente antozoos, voz latina que curiosamente significa “animal flor” y están emparentados con otros que nos son más familiares, como las medusas y las anémonas. A grandes rasgos, se podría decir que los pólipos (nombre más general que se da también a las pequeñas subestructuras de aspecto ciliado) se diferencian de sus primas las medusas en que viven adheridos a la roca, mientras que éstas son, por así decirlo, organismos libres.

Fig 2. Estructura de un pólipo.



Otra característica fundamental y distintiva de estos animales es su organización estructural, pues se desarrollan en colonias. En realidad un coral es algo así como una comunidad de vecinos de perfecta convivencia, formada por una gran cantidad de pólipos que interactúan con el medio como si fuesen un único individuo. No obstante, pese a que existen especies que atrapan pequeños microorganismos con sus tentáculos, la mayoría de los corales no son capaces de obtener su propia energía, por lo que simultáneamente se asocian simbióticamente con cientos de diminutas algas que se alojan en sus tentáculos, encargadas de proporcionarles dicha energía y que, al mismo tiempo, son en gran medida responsables de su atractivo colorido por los pigmentos fotosintéticos que contienen.

En cuanto a la clasificación de los corales, se suele partir de la división entre los llamados corales hermatípicos (corales duros) y los corales ahermatípicos (corales blandos). La diferencia entre unos y otros consiste en la generación o no de un esqueleto pétreo a partir de la captación de minerales disueltos en el agua. A medida que el coral va desarrollando su estructura mineral, los pólipos se reproducen asentándose sobre el mismo. De esta manera el coral va creciendo.

A continuación dos vídeos sobre el crecimiento de los corales y el cultivo de los mismos respectivamente.



Los corales más conocidos son los hermatípicos, puesto que son los que dan lugar a las enormes formaciones calcáreas conocidas por todos, que quedan incluso después de la muerte del organismo y que incluso pueden ser colonizados a posteriori por otros corales. El despliegue a lo largo de grandes distancias de estas formaciones es lo que se conoce como arrecife. En ocasiones, las estructuras alcanzan tal tamaño que llegan a emerger, como en el caso de los atolones del pacífico. Estas formaciones no son más que anillos de coral desarrollados alrededor de un cráter volcánico hundido, de tal forma que queda en el medio el característico lago que distingue a estas falsas islas.

Fig 3. Ejemplo de coral hermatípico.

Fig 4. Ejemplo de coral hermatípico.

Sin embargo, los corales ahermatípicos, pese a no contar con dicho esqueleto, no dejan de ser igualmente curiosos. Probablemente los tipos más llamativos de estos corales son los llamados corales cerebro.

Fig 5. Ejemplo de coral ahermatípico tipo cerebro.

Otra curiosa forma de clasificar a los corales atiende al criterio del número de ejes de simetría de los mismos. Los corales más abundantes pertenecen a las subclases Hexacorallia y Octocorallia, con seis y ocho ejes de simetría respectivamente.

Los arrecifes coralinos se encuentran en aguas poco profundas y de clima cálido, puesto que los corales requieren de temperaturas benignas y gran luminosidad para su desarrollo. En el mundo, los mayores arrecifes son la Gran Barrera Australiana, que se extiende a lo largo de más de 2000 km frente a la costa nororiental de la gran isla, el Triángulo de coral, entre Indonesia, Filipinas y Papúa, y el Arrecife Mesoamericano que va desde las costas de la Península de Yucatán hasta Honduras, en Centroamérica.


Fig 6. Distribución de arrecifes coralinos en el mundo.

Para terminar, os dejo aquí un enlace con un gran documental de la serie EARTH de la BBC sobre la Gran Barrera Australiana.


Sin más, sólo deciros que aquí tenéis a alguien con ganas para, en el futuro, cuando el tiempo y el dinero lo permitan, hacer un cursillo básico de buceo y, quien sabe, si llegar algún día a visitar esos lugares a los que tan pocos humanos llegan en el fondo del mar.

Saludos hasta la próxima publicación.

3 comentarios:

  1. Interesante y curiosa salida de tu terreno más propicio. Con una redacción tan impecable como antaño...buena publicación amigo. A partir de hoy sé algo de corales.
    Ánimo con el proyecto a ti y a tus compis, va por buen camino ;)

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  2. ¡Muchas gracias tío! Es un tema que me llamaba la atención y precisamente por no dar demasiado la tabarra con cosas de Ingeniería Química, ya que hay otros compañeros hablando, me decanté por él.
    Gracias por los ánimos y me alegro mucho de que te haya gustado.

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  3. Hay un capitulo en la serie documental "Planeta Azul'', que no sé si la conocéis, dedicada a los corales y a los misterios de las profundidades marinas y de la fauna que las habita. Por si alguien no lo ha visto es muy muy recomendable, en realidad toda la serie lo es.

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