Argus II. El ojo biónico

2 de abril de 2014

En los últimos 20 años, la biotecnología se ha convertido en el área de más rápido crecimiento de la investigación científica, con nuevos dispositivos sometidos a ensayos clínicos a un ritmo vertiginoso. Uno de los últimos avances en este campo es un artefacto desarrollado por la compañía Second Sight que ha recibido aprobación de la FDA para ser comercializado en varios países. Se trata de Argus II, el ojo biónico, un sistema de implantes en la retina que da a personas ciegas o con baja percepción visual, un grado limitado de visión. 

Este invento se desarrolló con el objetivo de tratar a pacientes que sufrieran de una enfermedad conocida como retinitis pigmentaria, la cual se caracteriza por la degeneración progresiva de la retina, que conlleva a una pérdida gradual de los conos y bastones, las principales células que forman parte de esta estructura encargadas de detectar luz, dejando el resto de las células con una funcionalidad saludable. En las personas con retinitis pigmentaria, las células sensibles a la luz van perdiendo gradualmente sus funciones; comenzando por la pérdida de visión lateral y nocturna hasta, en los casos más extremos, llegando a la ceguera total. La incidencia de esta patología en España es de aproximadamente uno de cada 2.500 a 3.000 recién nacidos.


En un ojo sano, los foto-receptores, bastones y conos que se encuentran en la retina, convierten la luz en pequeños impulsos electroquímicos que se envían a través del nervio óptico hacia el cerebro donde estas señales son decodificadas en imágenes. Si los foto-receptores dejan de funcionar correctamente el primer paso en este proceso se interrumpe y el sistema visual no puede transformar la luz en imágenes. La prótesis retinal Argus II se encarga de hacer el trabajo que los fotorreceptores, dañados por completo, han dejado de realizar. Una cámara de video en miniatura, ubicada en unas gafas especiales que debe utilizar el paciente, capta una escena. El vídeo se envía a un pequeño ordenador (Unidad de Procesamiento de Video - VPU) donde se procesa y se transforma en las instrucciones que se envían de nuevo a las gafas a través de un cable. Estas señales se transmiten de forma inalámbrica a un receptor ubicado dentro del implante. Las señales se envían a una matriz de electrodos colocados quirúrgicamente en el ojo del paciente que emite pequeños impulsos de electricidad. Estos pulsos estimulan a las células sanas de la retina y transmiten la información visual a lo largo del nervio óptico hasta el cerebro, creando la percepción de patrones de luz. De este modo, con el ojo biónico Argus II, recuperarse de una ceguera comienza a ser una realidad cada vez más cercana.


El tipo de visión que puede ofrecer el Argus II puede resultar algo limitada ya que cuenta con una densidad de 60 electrodos dentro del implante, es decir, que genera imágenes de 60 pixels. Eberhart Zrenner, uno de los principales investigadores del artefacto, comenta que está desarrollando un dispositivo para los implantes de retina que tiene más de 1.500 electrodos y captura imágenes con fotodiodos sensibles a la luz en un chip dentro del ojo, en lugar de con una cámara externa, como hace Argus II. 
"Tiene fotodiodos sensibles a la luz situados en el marco derecho de la retina, justo en el lugar de los foto-receptores, que han sido degradados por la enfermedad, y por lo tanto, el sistema no necesita de una cámara exterior" 

Para dar luz verde al ojo biónico, la FDA se ha basado en un ensayo clínico efectuado con 30 personas de 28 a 77 años, con una agudeza visual mínima. Los pacientes fueron capaces de distinguir entre blancos y negros y movimiento, entre otras habilidades. El sistema les sirve para poder ayudarles a detectar diferencias entre luz y oscuridad, consiguiendo que identifiquen el movimiento y la localización de objetos.


Se deben cumplir una serie de requisitos para ser apto para la implantación del Argus II:

  • Ser mayor de 25 años.
  • Sufrir retinitis pigmentaria hasta el punto de no tener o tener una vaga percepción luminosa en ambos ojos.
  • Haber poseído previamente una capacidad de visión útil en cuanto al reconocimiento de formas.
  • Ser afáquico o pseudoafáquico, es decir, que el paciente no posea una lente natural (cristalino), normalmente retirada por una cirugía por cataratas. En caso de tenerla, la lente natural será retirada durante el procedimiento del implante.
  • Comprometerse a seguir unas recomendaciones y pasos a seguir tras el implante, así como someterse a una rehabilitación visual. 

Aunque no entra dentro de los requisitos oficiales, creo que es importante añadir uno más, que sería disponer de unos 100.000€, precio estimado para su comercialización. Aún queda la esperanza que conforme vaya avanzando su comercialización y mejoramiento el precio vaya disminuyendo con el tiempo, al igual que ocurre con muchos productos del mercado tecnológico. Pero sin lugar a dudas el Argus II es un primer paso pasa solucionar severos problemas de visión y mejorar la calidad de vida de muchas personas que no pueden disfrutar de la belleza del mundo que nos rodea. Porque ¿cuál es el principal objetivo de la ciencia y la tecnología sino hacer la vida del ser humano más fácil y llevadera?

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